Crecer juntos

Palabras: Fiorella Iberico / Fotos: Camila Novoa

Encontraron este departamento en una página web de clasificados. Fueron a verlo y quedaron prendados. No quisieron parecer desesperados, así que los entonces novios (todavía no se habían casado) Daniel Martín Rodríguez y Carla Rizo Patrón esperaron 24 horas para hacer una oferta. Por aquel entonces cada uno tenía su depa, pero querían mudarse juntos a uno más grande. Así dieron con este espacio, oculto tras la fachada de un edificio cerca al mar de Barranco. 

Lo primero que se ve apenas se abre la puerta, es el gran mural de la sala. La artista Gabriela Quirós estuvo a cargo de pintar de piso a techo la pared con textura y un efecto envejecido. Fue algo que Daniel y Carla visualizaron apenas llegaron al departamento, incluso cuando solo tenían un sofá y algunas repisas. Querían algo de gran formato para ese muro, que tuviera impacto a la vista y sí que lo lograron.

Estructuralmente, la propiedad tiene varias refacciones que la pareja ha ido haciendo de manera progresiva. No tanto por la antigüedad que tiene el departamento –casi cuatro décadas–, sino por ese empeño constante de Carla por introducir un cambio en el espacio. Disfruta planeando cuál será el siguiente arreglo. Aunque es abogada tributarista, siente una fascinación por el diseño y la decoración. Daniel es guionista y director de cine y publicidad, así que comprende y acompaña a Carla en sus reformas. En casa le cede la batuta creativa a ella.

En cuanto a las modificaciones, hay varias etapas. Cuando recién llegaron –antes de que tuvieran a sus hijos Amador de 3 años y Rafael de 1–, convirtieron la zona de servicio que daba al patio en un baño de visitas y un walking clóset. Este último se conectaba con el cuarto matrimonial ubicado en el segundo nivel. “Excentricidades de pareja sin hijos”, explica Carla.

En esas primeras alteraciones también cambiaron los pisos, los baños e hicieron algunos ajustes en la cocina para ganar espacio de almacenaje que no tenían. Más adelante vino la obra que reemplazó el walking clóset por un escritorio, que es como se ve esa parte de la vivienda en la actualidad.

El patio es una parte importante de su hogar, es el corazón de la casa que conecta con distintos ambientes: la cocina, la salacomedor y el escritorio, tres áreas que la familia aprovecha bastante durante su dinámica diaria. No hay restricciones en cuanto al uso de los espacios para sus hijos, viven cada rincón al máximo. En todo sentido, es un depa abierto. Si pudieran romper el muro de la cocina para integrarla aún más a la sala y el comedor, lo harían. Por lo pronto, la puerta de vaivén que conecta estas zonas siempre se mantiene abierta, aún cuando tengan visitas.

En cuanto a la decoración, Carla asegura que es “tierra de nadie”. Lo suyo es bastante de texturas y contrastes. No hay un patrón, aunque tal vez sí: procurar que las cosas encajen dentro de su visión única de la estética. En su mayoría, los objetos que tienen los han reciclado de otros espacios, como el aparador de la sala, que antes fue el tocador de Carla en su departamento de soltera; o la puerta del baño de vistas, que compraron en la Cachina. También tienen elementos que han traído de viajes, como el plato con detalles de cebra del que ella se enamoró y trajo desde Sudáfrica. Le fascina descubrir tesoros en ferias y viajes. De hecho, se ha vuelto una experta en envolver objetos en papel burbuja y transportarlos en brazos.

Esta inclinación de Carla por el arte no es coincidencia. Su medio hermano es Alberto Borea, el talentoso artista visual quien falleció tempranamente en el 2020. De él heredó el objeto que más atesora: un cuadro que alguna vez exhibió el artista en Art Lima. Se lo dio mucho antes de fallecer para enmendar no haber ir ido, por olvido, a una fiesta familiar. Para ella esa obra es como un amuleto. Y también lo es el gran cuadro ubicado en la pared contraria al mural: se lo hizo su hermana melliza, Chiara Rizo Patrón, quien es directora de arte y creadora innata. Las protagonistas de la pieza son ellas y retrata su infinita conexión.

Estas piezas conviven con los muchos detalles que hay en el depa. Cada cosa que la pareja ha ido adquiriendo ha sido de a pocos y bien pensada. Le ponen bastante énfasis en elegir cuál será el próximo elemento que entrará en su hogar. Por ahora, Carla ya le echó el ojo a un mueble que su mamá dejará de usar cuando termine las remodelaciones de su casa. Y sigue maquinando su siguiente remodelación. Están pensando que les gustaría agregar una chimenea para calentar las tardes de invierno de su hogar barranquino, mientras ven a sus hijitos jugar a sus anchas.

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