Aprender a ser uno mismo

Fotos: Edvo

Cuando el artista y productor audiovisual Edwin Vásquez Olaechea, más conocido como Edvo, vivía solo en departamentos que alquilaba, debía resolver los ambientes de tal manera que su estudio de edición, su taller de arte y sus objetos personales convivan en un mismo lugar. Tuvo que adaptarse siempre a espacios que ya estaban determinados. Movía su computadora para poner el caballete, sacaba el teclado para poner las pinturas sobre la misma mesa; tenía sus lienzos agrupados en el piso, y cuando llegaba alguien interesado en ver su trabajo debía arrimar todas sus cosas para mostrarle. Por eso, antes de mudarse, por fin, al depa propio, sabía que todos debía girar en torno a su particular estilo de vida.

Se mudó hace casi dos años, pero antes estudió los planos e hizo algunos cambios. Por ejemplo, instaló dos lavaderos en la lavandería: uno para su ropa y otro para sus pinceles. Ha sacrificado el comedor y, como área social, se ha quedado solo con una sala que tiene el televisor y su tocadiscos: ha destinado el lugar más espacioso y mejor iluminado para instalar permanentemente su taller de pintura. Uno de los dormitorios es su estudio de edición y su oficina en casa: aún le falta implementar ese ambiente, es un proyecto que se quedó trunco por la cuarentena, pero cuando termine se va a dedicar a armar su home office. Su dormitorio, en cambio, está casi vacío: tiene una cama, una lámpara y su mesa de noche, nada más. Y no es que le falte completarlo. Simplemente, solo lo usa para dormir pues decidió que toda actividad –trabajar y disfrutar– ocurriría en el resto de su departamento.

Los muebles que mandó a hacer han sido pensando en lo que más le gusta. La repisa para mantener bien sus lienzos y almacenar pintura y otros materiales; el mueble para su tocadiscos y sus vinilos; el librero lleno de películas y sobre todo juguetes. Edvo los colecciona y tiene tantos, que no hay un solo lugar en su depa que no muestre algunos de sus juguetes. Casi todos sus muebles son modulares y les ha mandado a poner ruedas para que sean fáciles de mover, incluso su caballete. El ventanal de la sala tiene una cortina black out gris que Edvo baja y así puede convertir su taller de pintura en un estudio de grabación o de fotos. Para él, su depa no debe responder a un look o a un orden, sino a la forma en que transcurre su día a día.

No recibe muchas visitas, ni organiza almuerzos familiares o reuniones con amigos, así que no extraña tener un comedor. En su cocina había espacio para una mesa de diario, y con eso tiene “lo justo y necesario”. “Me gusta estar mucho en casa y quería que tenga mi estilo, que cada pared tenga algo mío”, explica el artista visual.

“Mis cuadros son muy coloridos, sobre todo los últimos, y el depa es muy blanco… Además, yo siempre me visto con ropa negra y soy muy clásico: es difícil que me veas con una camiseta con diseños. El departamento quería mantenerlo lo más blanco y limpio posible porque quería tener bastante calma. Por más que está lleno de cosas, los colores en las paredes y los muebles son neutrales, uso mucho los grises. Mis pinturas y mis colecciones son los acentos de color, son pequeños quiebres. Pero todo lo demás tiene que darme armonía y calma, ese es el objetivo de un espacio creativo”.

Edvo ha encontrado un balance entre la tecnología y la pintura. También ha logrado organizarse en torno a su trabajo corporativo con horario de oficina, y las noches y fines de semana de trabajo en casa. Había dibujado desde niño y empezó a pintar como un pasatiempo, pero su carrera audiovisual tenía la prioridad. Al comienzo pintaba según su estado de ánimo, no tenía constancia. Luego fue haciéndolo más y más. En 2017 tomó una decisión consciente de dedicarse de lleno a la pintura, de reconocerla como parte fundamental de su vida. Antes de eso no se presentaba como un artista ni se consideraba como tal. Pero desde que tomó esa decisión e hizo un espacio –mental y físico– para la pintura, encontró mayor seguridad.

Cuando entró a enseñar en un instituto superior, ahorró sus primeros sueldos para comprarse una Fender y aprender a tocar guitarra… Descubrió que le va mejor pintando, recuerda con una risa. Sin embargo, nunca quiso deshacerse de ella porque fue “fruto de su trabajo” y le recuerda a la experiencia de enseñar. Además, la música es una de sus grandes fuentes de inspiración. Su guitarra fue una de las primeras cosas que encontró lugar en su depa.  

“Ha sido todo un reto ubicar mis objetos. Todas estas colecciones que ves se han hecho a lo largo de muchos años… Tengo juguetes, discos, películas, cámaras…  Me gusta coleccionarlos, pero también me gusta poder verlos y tocarlos. Armar mi departamento tenía una motivación práctica, pero también he querido crear un lugar que me motive y que me recuerde cosas. Siempre he visto mucha televisión, dibujos animados, películas… La calavera como elemento tiene que ver con el rock. Y las películas de terror, que me encantan. Por más que pinte tan colorido…”.

Con los años ha aprendido a organizarse y administrar bien sus tiempos y sus espacios. A pesar de que todo su trabajo puede hacerlo desde su depa, procura respetar sus horarios y darse tiempo para descansar. Le ha encontrado mucho provecho a tener su taller en casa, a tener todo a la mano, y se ha dado cuenta de eso sobre todo durante la cuarentena, cuando muchos otros artistas se han sentido limitados por no tener insumos y herramientas cerca. Edvo no quiere sentirse así nunca.

A %d blogueros les gusta esto: