Un proyecto personal

Fotos: Coraima Valdez / Retratos: Paula Virreira y Alexander Pérez Flores

“La verdad es que esta cuarentena ha jugado emocionalmente con todos nosotros. No estoy trabajando, sí estoy investigando mucho y ya tenía ganas de aterrizar algo. He estado tratando de concretar fotos por FaceTime pero coordinar a la distancia es difícil. Así que este proyecto me cayó como anillo al dedo. Cuando me pediste que retrate mis propios espacios decidí tomar tu pedido y hacerlo mío. Es retador porque en mi casa vive mucha gente, tengo una familia grande y todos tenemos gustos diferentes; la casa también es grande y tiene muchos ambientes, y ahí convergen los gustos de todo. Pensé que esta sería una forma de ir adentro de una forma bastante gráfica. Además, no me expongo mucho como directora de arte, así que me pareció una buena oportunidad para hablar de mí”.

Coraima Valdez estudió Marketing, trabajó como coordinadora en la feria de arte contemporáneo Art Lima, luego estuvo un año en el mundo corporativo, antes de darse cuenta de que su vida no estaba funcionando porque no había satisfacción en lo que hacía. Así que renunció. Como parte de todos esos trabajos, le había tocado muchas veces asistir a directores de arte y estilistas; la moda era algo que siempre le había gustado, pero nunca había entendido su nivel de pasión por ella. Empezó a llevar cursos, a investigar el rol del director de arte, a descubrir lo mucho que abarcaba los temas que la motivaban: la moda, pero también la fotografía, el arte, lo editorial. A mediados del 2018 se lanzó a trabajar, aún tímida. Tenía muchas ideas acumuladas en su cabeza durante años.

Vive en la casa familiar, con sus padres y sus dos hermanos menores (su hermana mayor ya no está en Lima). Por ende, no todos los ambientes son fieles a su estética personal. La cocina y el salón de abajo, compuesto por tres salas, son los espacios en común, aquellos en los que pasan más tiempo juntos. Tienen un comedor grande, su mamá es muy maternal y siempre se imaginó teniendo mucho espacio para sus hijos y sus nietos. Su mamá y su hermana decoraron la casa: Coraima no participó mucho, pero le gustan esos grises, la amplitud, las sillas orientales le parecen bravazas, y también las piedras. Comparte mucho sus gustos, pero también tiene otro tipo de mirada. Es la única en su familia que se dedica a algo creativo.

Considera que es una persona muy visual, y así también funciona su memoria. Lo que hace es tener cerca “notas”; en sus paredes y a su alrededor va colocando piezas que le han regalado, frases, postales que guardó, objetos que compró porque le gustaron o porque tienen un significado para ella. Son imágenes y palabras que le recuerdan algo o le causan una sensación de placer. Emociones a las que vuelve, de las que se vale. Por eso cree que su habitación no tiene una decoración sino una acumulación de cosas que están ahí para no olvidar. Mirando –mirándose–, ha descubierto una vocación archivadora que le sirve a su trabajo.  

El resto de la casa tiene, sobre todo, colores neutros, y para generar un contraste se usaron muchos espejos, acabados metálicos y madera. Es interesante. En su dormitorio, Coraima tiene un espejo octagonal que está en el piso, a un lado de su puerta. Antes estaba frente a su cama, en la pared, pero hicieron feng shui en su casa y la mujer que lo hizo le dijo que los espejos son portales y que no debes dormir frente a ellos. Así que lo dejó a un lado mientras encontraba otra ubicación, y ahí se quedó desde hace un año. Generalmente usa un pequeño espejo de mano para arreglarse.

Tiene un tercer espejo. Uno que era de su hermano, y que él llenó de stickers de surf y de skate cuando era adolescente. Ella lo recuperó para ponerlo en su estudio. La tercera planta de su casa estaba sin uso y vio que podía servirle como estudio, para hacer fotografías. Ese espacio es una improvisación total, dice, con el espejo que colgó, los muebles que su mamá no usaba, estantes donde guarda telas que compra y racks con ropa.

Su sueño es poder trabajar en el estudio y liberar su dormitorio de cualquier carga laboral. Pero, por el momento, el estudio es el lugar adonde va y actúa, y no donde produce y da forma a sus ideas. Sus reuniones grupales son en el estudio, pero si está sola no puede investigar ni crear, ese nivel de concentración lo consigue en su dormitorio. A veces simplemente sube para mirar el paisaje y respirar. La vista es la misma que la de su cuarto (queda uno encima del otro): árboles frondosos de la avenida, mucha, mucha luz. Pero cuando es hora de trabajar, se mueve con su computadora a la cocina, a la sala, aunque siempre regresa a su habitación: en el escritorio, sobre la cama. Ahí lo tiene todo.

“Esta cuarentena me ha servido para mirar mi trabajo en retrospectiva y entender muchas cosas. Todo este tiempo he estado llevando cursos constantemente y tratando de aprender. Hoy, mi enfoque como directora de arte es crear un concepto que sea relevante al contexto y que justifique la creación de una imagen. Debe tener un fin. Y un concepto no es una idea ni es una palabra que te parezca interesante. Tiene que ser algo más complejo. Y se logra con el trabajo en equipo; no soy nada sin el fotógrafo”.  

Coraima quiso hacer de esta historia sobre su espacio personal, un proyecto que hablara de su proceso y de su búsqueda. Así que además de fotografiar ella misma su casa y sus objetos personales, invitó a dos fotógrafos –Paula Virreira y Alexander Pérez Flores– a que la retrataran y reinterpretaran su relación con su dormitorio. El resultado refleja, de alguna manera, lo que sucede en un diálogo creativo. Ella explica que cuando colaboras con otra persona, la idea es que esta saque lo mejor de ti.

Serie: Paula Virreira

Una imagen no es la realidad. Es la realidad de los ojos que la miran. Ambos fotógrafos la retrataron en la misma habitación, el mismo día, y Coraima es la misma persona, pero el resultado –las imágenes y su atmósfera– son muy distintas. Las fotos se tomaron por Facetime, siguiendo las indicaciones de Paula y de Álex, a la distancia. Cada uno se enfocó en cosas diferentes: Paula se emocionó con la alfombra suave y peluda; Alex le pidió que se ponga un vestido negro.

Y entonces Coraima también usó su dormitorio como un cuarto de juegos. Una de las cosas que más le gusta de haber cambiado el rumbo de su vida es poder conocer a gente con los mismos intereses, gente que la capte. Mientras encuentra el espacio para seguir creciendo.

Serie: Alexander Pérez Flores
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